Pero me volví a encontrar con Blur.
Y de repente me acordé cuando tenía 16 años, una cara recién curada del acné juvenil y una mochila que rezaba Nothing is Wrong (solo para hacereme el moderno u original como quieran llamarlo). En ese entonces pensaba que Parklife era lo mejor que le había pasado a mi vida. Pasaron años para darme cuenta que el disco que estoy subiendo, ajeno de esas imágenes álla Ray Davies de la vida británica que proponían los anteriores tres discos del cuarteto de Colchester, es imposible de dejar de escuchar de principio a fin.
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